Figura 1: Célula del sistema inmune
atacando bacteria
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Hace unos días me llegaron a través de las redes sociales ciertas informaciones sobre una vacuna milagrosa que iba a curar el 90% de los cánceres y que “podría ser el arma más eficaz hasta la fecha para tratar el cáncer”. En fin, me vais a disculpar, pero cada vez que leo algo así mi sistema de alarma se dispara, y más cuando la información se basa en declaraciones que vienen de una empresa farmacéutica. La vacuna en cuestión se llama ImMucin y ha sido desarrollada por la empresa israelí Vaxil BioTherapeutics.
Cuando miré las fuentes que citaban en el artículo, me sorprendí. Estos otros dos artículos eran más extensos y explicaban un poco más esta información incluyendo unas declaraciones del investigador responsable del proyecto pero no citaban resultados científicos. Además se han escrito muchas cosas sobre este tema últimamente pero ninguna ha analizado los resultados científicos publicados hasta el momento. Así que vamos a ver porqué todavía no podemos decir que esta vacuna podrá tratar el 90% de los cánceres, aunque ya hay ciertos resultados que parecen prometedores.
Cuando pensamos en una vacuna, pensamos en algo que se da a una persona para protegerla frente a una infección por un microorganismo (bacteria o virus). En este caso no se trata de una vacuna en el sentido tradicional, sino de una vacuna terapéutica que funciona como un medicamento para tratar una enfermedad. Sin embargo, el mecanismo de acción en el que se basa es el mismo que utilizan las vacunas que podríamos llamar tradicionales: provoca y/o aumenta una respuesta inmune adaptativa. En el caso de las vacunas tradicionales esta respuesta inmune es contra un microorganismo para preparar al cuerpo con defensas en caso de que este microorganismo entre en el organismo. Sirve como prevención. Por el contrario, con el ImMucin, y otras vacunas similares, lo que se pretende es generar una respuesta inmune contra las células cancerígenas que ya existen en el cuerpo.
Figura 2: Proteína MUC1. Fuente: von Mensdorff-Pouilly et al., 2011 |
El ImMucin es un trozo de proteína sintético que tiene pequeños trocitos de la proteína MUC1 pegados unos a otros. Estos trozos son partes de la proteína que se encuentran visibles en la variante que existe en células cancerígenas, ya que la proteína MUC1 de células normales es diferente de la presente en células cancerígenas, además de que en estas últimas existe una mayor cantidad de MUC1 que en las células normales. Este aumento en la cantidad de MUC1 en células cancerígenas ocurre en un 80-90% de los cánceres y eso es lo que hace de MUC1 una diana terapéutica muy atractiva. De hecho, ya existen muchos estudios e incluso ensayos clínicos con vacunas que reconocen diferentes trozos de esta proteína (aquí podéis ver algunos ejemplos).
En los artículos publicados en internet a los que hago referencia más arriba se dice que se están llevando a cabo ensayos clínicos (para probar el efecto que tiene el medicamento en humanos) en fase I/II (en fase I se estudia la posible toxicidad del medicamento en voluntarios sanos y en fase II se estudia cómo responden al medicamento personas con la enfermedad) y en fase III (en estos se probaría que el fármaco es mejor para la enfermedad para la que se está probando que los tratamientos que ya existen). Esto sí que me dejó perpleja, porque además en la web del medicamento también dicen que se está estudiando en ensayos clínicos en pacientes con mieloma múltiple (un tipo específico de cáncer). Aquí os dejo el video que habla de todas las propiedades fantásticas del ImMucin hecho por la compañía que lo está desarrollando por supuesto.
Así que busqué los artículos científicos que hay publicados sobre el ImMucin. Encontré uno. Y este artículo lo que describe son los estudios realizados en células cancerígenas humanas en cultivo y en ratones a los que se les inyectaron células cancerígenas para que formaran tumores. Es un artículo publicado en junio de este año y la única referencia a ensayos clínicos se encuentra en su última frase: “ Los perfiles de seguridad y eficacia de MUC1-SP-L (ImMucin) están siendo evaluados en estos momentos en pacientes con cáncer”. Esto sugiere que se están llevando a cabo ensayos clínicos de fase I/ II, pero no existen datos sobre los resultados.
Figura 3: Esquema simplificado de la respuesta inmune que produce una vacuna terapéutica. Fuente: Mellstedt et al. 2011 |
Cuando pusieron en contacto linfocitos aislados de 13 donantes sanos con el ImMucin y otras vacunas ya descritas contra MUC1, ImMucin provocó la activación de los linfocitos en el 100% de los casos (las otras vacunas produjeron una activación de los linfocitos solo en el 40-60% de los casos). Además cuando repitieron el experimento con linfocitos aislados de 9 pacientes con cánceres que expresaban altas cantidades de MUC1, la activación de dichos linfocitos con ImMucin se produjo en el 90% de los casos (con el resto solo se vio activación de los linfocitos en el 20-50% de los casos). Después, cuando inyectaron estas vacunas en ratones (a los que también se les inyectó células cancerígenas), junto a una sustancia que ayuda a la estimulación del sistema inmunitario (GM-CSF), el ImMucin produjo una supervivencia de los ratones muchísimo mejor que la otra vacuna que utilizaron en el experimento para comparar. Aunque curiosamente los ratones a los que solo se les inyectó la sustancia estimulante también tuvieron una supervivencia bastante buena.
Hasta que no tengamos los resultados de los ensayos clínicos que la empresa dice que está llevando a cabo no podremos saber si esta vacuna puede ser de verdad un arma eficaz contra algún tipo de cáncer. En el camino del descubrimiento de un nuevo medicamento para tratar diferentes tipos de cáncer todos los pasos (estudios en células en cultivo, estudios en modelos animales, ensayos clínicos de fase I/II/III/IV) son importantes y necesarios pero requieren su tiempo. No adelantemos resultados que pueden no llegar nunca.
Artículo publicado originalmente en Hablando de Ciencia
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Referencias:
Finn OJ, Gantt KR, Lepisto AJ, Pejawar-Gaddy S, Xue J, & Beatty PL (2011). Importance of MUC1 and spontaneous mouse tumor models for understanding the immunobiology of human adenocarcinomas. Immunologic research, 50 (2-3), 261-8 PMID: 21717081
Mellstedt H, Vansteenkiste J, & Thatcher N (2011). Vaccines for the treatment of non-small cell lung cancer: investigational approaches and clinical experience. Lung cancer (Amsterdam, Netherlands), 73 (1), 11-7 PMID: 21474197
Silvia von Mensdorff-Pouilly, Maria Moreno, & René H. M. Verheijen (2011). Natural and Induced Humoral Responses to MUC1 Cancers : 10.3390/cancers3033073
Pues como tú, hay que coger la noticia con pinzas y con más razón si su origen proviene de la industria farmacéutica. Lamentable que ese origen sea un motivo de desconfianza.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Mariam... espero poder escribir pronto un articulo sobre una vacuna que realmente es util para algun tipo de cancer gracias a la investigacion hecha por investigadores e industria farmaceutica :-)
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